Entendemos por intolerancia alimentaria toda reacción adversa del organismo hacia algunos alimentos que nuestro cuerpo no puede digerir, metabolizar o asimilar de manera completa o parcial.
Generalmente, esto es debido a la falta de enzimas necesarias para una correcta digestión y absorción de un alimento que actúe sobre el sistema inmune.
Hay pruebas específicas cuyo objetivo es el diagnóstico de cada una de las intolerancias, por este motivo, si sufres síntomas que te hagan pensar que puedes tener algún tipo de intolerancia, es necesario realizar las pruebas pertinentes.
Tipos de intolerancia alimentaria
A continuación, enumeramos los tipos de intolerancias alimentarias que existen:
Intolerancia al gluten
Evidentemente, este tipo de intolerancia la padecen aquellas personas que no pueden ingerir gluten, una glicoproteína que se encuentra en la avena, el trigo, la cebada y el centeno.
Se produce debido a la incapacidad del intestino delgado a digerir dicha glicoproteína, lo que provoca la inflamación del intestino dando lugar a trastornos digestivos y dolores.
Las personas que padecen esta intolerancia alimentaria tienen que prestar especial atención a la contaminación cruzada, ya que se pueden contaminar unos productos con el gluten de otros.
Además, es necesario consumir productos de harina de maíz y también se puede sustituir la harina de trigo por harina de garbanzo.
Es recomendable leer siempre la composición de los productos que se compran, ya que se puede dar el caso de que contengan trazas de gluten.
Intolerancia a la lactosa
La lactosa es el azúcar que podemos encontrar en la leche, un azúcar que no puede metabolizar el sistema digestivo ya que las personas que padecen esta intolerancia carecen de forma parcial o total de lactasa, la enzima que se encarga de descomponer la lactosa. Las personas intolerantes a la lactosa no deben comer nada que contenga una cantidad alta de lactosa.
Los productos lácteos tiene que ser sin lactosa para el consumo y una correcta ingesta del calcio. Podemos encontrar bebidas vegetales de soja, avena o arroz como sustituto de la leche.
Existen en el mercado pastillas de lactasa que ayudan a compensar el déficit que se produce en la personas con intolerancia a la lactosa.
Intolerancia a la fructosa
La fructosa es el azúcar que contienen las frutas, la miel y algunos vegetales. El aparato digestivo de las personas que padecen esta intolerancia es incapaz de descomponer la fructosa y por tanto, absorberla correctamente. Esto provoca afecciones y problemas digestivos.
Es necesario excluir los alimentos que contengan fructosa, sacarosa y sorbitol de la dieta si se padece esta intolerancia alimentaria, ya que la ingesta de este azúcar no puede pasar de los 2 gramos diarios.
Recomendamos que los intolerantes a la fructosa se informen de la cantidad de azúcar que contienen cada uno de los alimentos a ingerir con el objetivo de evitar aquellos con más cantidad de azúcar.
La fruta, cuando más madura, más azúcares contiene, por lo que es necesario no consumirla en este momento.
Intolerancia a la sacarosa
El azúcar más común, el de mesa, se conoce como sacarosa y las personas intolerantes no pueden disolver estas partículas a través de la digestión. Las personas que son intolerantes a la sacarosa no tienen la enzima encargada de descomponer dicha sustancia en glucosa y fructosa, lo que provoca problema de salud cada vez que se consume azúcar. La sacarosa también está presente en la miel.
Es necesario evitar comer algunas frutas y verduras como pueden ser la piña, el melocotón, el mango, la zanahoria, los guisantes o el repollo. Además, hay que evitar el consumo de productos azucarados como pueden ser los refrescos o lo lácteos.
No se puede abusar de dulces de repostería ya que suelen estar edulcorados con sacarosa. Para endulzar los alimentos, se puede optar por edulcorantes alternativos como puede ser la stevia.
¿Cómo detectar intolerancias alimentarias?
Podemos detectar las intolerancias a través de los siguientes síntomas:
Trastornos gastrointestinales
Indicadores como el exceso de gases constante o la presencia cronificada de diarrea, estreñimiento, reflujo, náuseas o distensión y dolor abdominal. El síndrome de colón irritable puede ser una señal de alarma.
Enfermedades dermatológicas
Picores, urticaria, acné, erupciones, eczema o psoriasis son problemas que pueden aparecer con una asimilación deficiente de la comida.
Problemas neurológicos
Un mal funcionamiento del aparato digestivo provoca trastornos neurológicos debido a la red nerviosa que recorre la totalidad del cuerpo. Las personas con intolerancias alimentarias pueden sentir mareos, vértigo, migrañas frecuentes o dolores de cabeza.
Incremento de peso
Las personas que sufren sobrepeso y no consiguen rebajar tallas incluso con una vida saludable y una dieta equilibrada, pueden tener intolerancia alimentaria.
Reumatismo y problemas musculares
Los efectos negativos de las intolerancias alimentarias también ocasionan problemas musculares y articulares, traducidos en dolores en determinadas zonas corporales, artrosis, artritis y fibromialgia.