Llevar una alimentación adecuada es una herramienta fundamental para un control correcto de la diabetes. La dieta para la diabetes tiene que estar enfocada a la regulación y normalización de los niveles de insulina.
Una alimentación saludable es clave para controlar a los pacientes y evidentemente, hay alimentos para diabéticos que son más adecuados para lograrlo.
En el presente artículo, queremos dejaros algunos consejos esenciales para los diabéticos:
Control del nivel de glucosa en sangre
Cuando ingerimos alimentos que contienen un índice glucémico elevado, nuestro organismo experimenta un incremento de glucosa en sangre muy rápido. A consecuencia de esto, segregamos insulina en elevadas cantidades, nuestras células no consiguen quemar toda esa glucosa y, por tanto, se activa el metabolismo de las grasas.
La glucosa se transformará en grasa almacenandose en el tejido adiposo. La insulina que habíamos segregado, pasadas 2 o 3 horas, emplea toda la glucosa y es entonces cuando entramos en hipoglucemia, teniendo la necesidad de comer de nuevo.
Por este motivo, es recomendable ingerir alimento que tengan un índice glucémico bajo, preferiblemente con azúcares simples como pueden ser alimentos ricos en fibra y cereales integrales.
Control del peso corporal
Es aconsejable elegir alimentos saludables para diabéticos y realizar alguna actividad física, con el objetivo de evitar la obesidad y el sobrepeso. Mantener un equilibrio en la aportación de nutrientes
La aportación de nutrientes de forma óptima consiste en ingerir un 65% de carbohidratos, un 30% de grasas y un 15% de proteínas.
Además de esto, la alimentación tiene que aportarnos una cantidad equilibrada de nutrientes esenciales como los minerales y las vitaminas, ácidos grasos esenciales, etc. Cada persona debe tener un proyecto alimentario personalizado según sus necesidades, su estilo de vida y sus preferencias.
Conseguir un adecuado nivel de lípidos en sangre
EL metabolismo de una persona diabética implica que sea un grupo de alto riesgo a sufrir enfermedades cardiovasculares. Por ello, el objetivo es elaborar los alimentos con menor grasa posible y limitar o eliminar los alimentos con altos niveles de grasas saturadas, ya que esto incrementa el colesterol en el cuerpo.
Evitar alimentos procesados y consumir alimentos frescos
Eliminar de la dieta todos los alimentos procesado del tipo conservas, bollería industrial y comidas precocinadas y añadir cereales, verduras y frutas frescas. Eliminar o disminuir de la dieta de un diabético la cantidad de alimentos ricos en grasa como la mantequilla, los embutidos, las grasas de cerdo, etc.
Realizar 5 comidas al día
Debemos realizar 5 comidas al día y las proporciones de estas tienen que ser en cantidades menores, por ejemplo, pesando los alimentos e incluso utilizando platos más pequeños.
La alimentación total diaria hay que repartirla en 4 o 5 comidas para mantener el equilibrio de glucosa en sangre.
Llevar una rutina de comidas, a las mismas horas, evitando suprimir comidas y llevar un plan alimenticio coordinado. Además, masticar despacio es una recomendación para todas las personas.
Incrementar el consumo de alimentos ricos en fibra
Entre estos alimentos destacan la avena, los cereales, el arroz integral, etc. Los alimentos que son ricos en fibra ralentizan el paso de la comida a través del estómago y el intestino, disminuyendo de esta forma la absorción de los hidratos de carbono.
Realizar alguna actividad física
- Practicar algún ejercicio físico es clave, junto con la dieta y la medicación para una persona diabética, ya que nos ayuda a mejorar:
- Las cifras de la tensión arterial
- La sensibilidad a la insulina
- La pérdida de peso corporal
- La función cardiovascular
- El perfil lipídico.
- Sensación de bienestar.
Cuidar los riñones
Los riñones suele verse afectados en los diabéticos, ya que experimentan un sobreesfuerzo cuando hay ausencia de insulina, por lo que el exceso de sodio puede suponer un peligro.
Es recomendable cocinar con menos cantidad de sal y disminuir los alimentos con alto contenido en sodio. Además, limitar las bebidas alcohólicas y alimentos ricos en azúcar, como refrescos, café o té endulzados, zumos de frutas, etc.
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